El año pasado estuvo repleto de noticias sobre ciberseguridad, especialmente a partir de los ataques ransomware que perjudicaron seriamente a muchas organizaciones. Para este 2018, los expertos en seguridad informática predicen un aumento tanto en el número, como en la intensidad y en la gravedad de las amenazas informáticas.
En España, el número de incidentes de seguridad en internet crece cada año. Según cifras del Instituto Nacional de Ciberseguridad de España (Incibe), en 2017 superaron los 120.000. Un año antes se quedaron en 115.000, en 2015 fueron 50.000 y en 2014 se situaron en 18.000. Cumplir unos estándares mínimos de seguridad en internet es una labor constante que requiere conocimientos, experiencia y una vigilancia continuada.
[bctt tweet=”En 2017 hubo más 120.000 incidentes de #ciberseguridad según @INCIBE” username=”ProdwareES”]
Las empresas no solo se enfrentan a los ciberdelincuentes, sino que se arriesgan a una degradación de su imagen de marca, a la pérdida de confianza de sus clientes y a las fuertes multas de los organismos reguladores por no reforzar su seguridad ni protegerse adecuadamente para minimizar o evitar sus efectos. Un caso muy claro será la fuga de datos personales a partir del próximo mes de mayo con el cumplimiento obligatorio de GDPR.
Analizar regularmente el nivel de ciberseguridad puede ayudar a tu organización a:
1. Conocer tu grado de exposición
La mayoría de las empresas tiene una infraestructura de TI muy diversificada compuesta por múltiples herramientas y plataformas. Esto favorece el descontrol e incrementa la exposición a ciberamenazas. Una evaluación periódica es el punto de partida para identificar áreas vulnerables, detectar de antemano posibles riesgos y resolver los agujeros de seguridad antes de que se produzcan incidentes. Gestionar de forma unificada los accesos estándar, dispositivos y aplicaciones también contribuye a la seguridad de la empresa.
2. Valorar tu capacidad de reacción
Garantizar la ciberseguridad en la empresa implica, en mayor o menos medida, el esfuerzo de todos sus profesionales. En el momento de la verdad, cuando se produce un ataque, muchas organizaciones se dan cuenta de que no han evaluado correctamente los riesgos y no están capacitados para resolver el incidente con recursos internos. Llevar a cabo una evaluación previa ayuda a conocer las capacidades y las limitaciones y a tomar las medidas necesarias para tomar una posición reactiva.
3. Adaptarte a los cambios fácilmente
La infraestructura tecnológica de la empresa debe evolucionar continuamente para adaptarse a las regulaciones, los nuevos hábitos de trabajo o a las últimas plataformas tecnológicas. Algo que se consideraba una buena práctica hace un año puede que hoy ya no lo sea. Las evaluaciones de riesgos de seguridad rutinarias pueden ayudar a su organización a mantenerse proactiva. Gracias a su actualización continua, las herramientas en la nube ayudan a las organizaciones a adaptarse rápidamente a los cambios.
4. Tener profesionales más formados
Las amenazas informáticas penetran en la empresa de múltiples formas. Pero el talón de Aquiles de la ciberseguridad corporativa son los dispositivos móviles, los correos electrónicos y los archivos. Tres elementos en manos de cualquier empleado, que puede convertirse en un canal de entrada o en un cortafuego. Para lograr lo segundo, la formación y el entrenamiento de todos los profesionales resulta esencial a la hora de prevenir ataques y reaccionar de manera adecuada ante una amenaza de seguridad.
5. Estar preparados para un ataque
Una organización bien preparada es capaz de responder rápidamente a situaciones de peligro de diversa gravedad. Para enfocar adecuadamente los esfuerzos de protección, el primer paso es evaluar el riesgo. En el entorno de la ciberseguridad, no existe una garantía total. Sin embargo, contar con un plan de seguridad y con un equipo bien formado ayuda a proteger y a evitar los peores escenarios posibles.