La industria alimentaria supone en nuestro país un 22% del total de la industria manufacturera y da empleo de forma directa a medio millón de personas. Es, por tanto, un sector estratégico tanto en la economía como en la cadena de valor alimentaria. La industria alimentaria busca aumentar su competitividad en un entorno global y responder a las demandas de los consumidores. La apuesta por la innovación y la digitalización es clave para que las empresas sean competitivas y se diferencien del resto de “actores” del sector.
La eficiencia operativa y la sostenibilidad son los grandes objetivos a cumplir por la industria alimentaria
El uso por parte de la empresa de materias primas, agua, utilities y químicos durante todo el proceso de producción y a través de la cadena de suministro son factores críticos en términos de eficiencia operativa y sostenibilidad.
Los KPI de estos inputs y outputs pueden tener implicaciones en los ingresos y costes y, por lo tanto, constituyen datos críticos para que los fabricantes pueden realizar mejoras en los márgenes. Por tanto, se torna imprescindible recopilar, gestionar y analizar los grandes volúmenes de datos que se generan; aquellos interesantes para la compañía, ya sean relativos al producto, al proceso o al equipo de planta.
Mejorar el rendimiento y reducir la pérdida de producto dentro del proceso de producción está directamente relacionado con el uso más estricto y sostenible de las materias primas. Mediante el uso de tecnología innovadora, como las soluciones de analítica predictiva integradas en el ERP y la sensorización implantada en los equipos de planta para alertar sobre productos o ingredientes no válidos, los fabricantes también pueden evitar los procedimientos de logística inversa sin dejar de lado el cumplimiento de la normativa y las necesidades de eficiencia en la producción.
Según un informe de KPMG sobre alimentación y bebidas, el 47% los directivos de las compañías del sector manifestaron como iniciativas prioritarias la mejora operativa y reducción significativa de los costes y el 53% señalaron como freno al crecimiento el exigente entorno normativo.