El contexto de trabajo actual en el ámbito de las aseguradoras plantea diversos retos que obligan a las compañías a replantearse su relación con el cliente, a implementar nuevos mecanismos para llevar a cabo su actividad y a abrir canales de comunicación alternativos a los actuales tanto con su cliente directo como con el indirecto.

Para comprender los desafíos a los que se enfrentan las empresas de seguros, antes debemos pensar en una serie de cuestiones que están generando grandes inquietudes entre las empresas y que podemos articulan en torno a seis apartados:

  • El mensaje de negocio: ¿cómo se difunde?, ¿está llegando a la gente adecuada en el momento oportuno?
  • El producto: ¿cumple los requisitos del cliente?,¿es mejor que el de mi competencia?
  • El servicio: ¿cómo lo presto?, ¿qué valor añadido aporta?
  • La personalización: ¿puedo adaptarme a las circunstancias de cada consumidor?, ¿cubren sus necesidades?
  • La experiencia de cliente: ¿es homogénea y cruzada en todos los canales?, ¿soy capaz de sorprenderle?
  • La satisfacción: ¿podré mejorar las tasas de fidelización?, ¿y las recomendaciones?

 

Una vez que hemos respondido a estas preguntas y tenemos una imagen más clara de la situación de nuestra empresa, veamos los cinco retos a los que debemos hacer frente:

1. Modelos de negocio

Nos encontramos ante una nueva generación de consumidores que no solo engloba a los jóvenes, sino a todos aquellos que han evolucionado al calor de las nuevas tecnologías y del acceso casi ilimitado a la información. Estas nuevas generaciones suponen una nueva demanda presentan una nueva forma de consumir.

La economía colaborativa, los sistemas de pago por uso o los micropagos son solo algunos ejemplos de ello. Estos cambios ponen de relevancia la necesidad de plantear enfoques alternativos e innovadores sobre cómo gestionar los negocios.

2. Distribución

La trasformación de los modelos de negocio trae irremediablemente consigo un cambio en la forma de llevar a cabo el resto de procesos de la empresa. Redefinir la distribución de los productos y los servicios representa uno de los más importantes. Podemos dividirlos en dos grandes áreas: la venta directa y la venta indirecta. En el primer caso, prima la apertura de nuevos canales junto a la implantación de nuevas herramientas. En el segundo, se trata de buscar estrategias para hacer frente al incremento de la competencia.

3. Tecnología

Por supuesto, estos cambios también tienen su reflejo en el plano tecnológico. Mejorar la competitividad y la eficiencia sin olvidarnos de la calidad del servicio son los principales argumentos a la hora de invertir en tecnologías innovadoras. La automatización de los procesos, las valoraciones desasistidas o el trabajo con nuevas fuentes de datos para su aprovechamiento en el conocimiento del cliente y de las novedades.

4. Competencia

Los cambios tecnológicos no solo han reducido las barreras de entrada, sino que han abierto la puerta a nuevas formas de ofrecer los productos y servicios del sector servicios. Las denominadas InsurTech toman el relevo de las ya archiconocidas Fintech impulsando la llegada de nuevos actores al sector. A esto se añade la tendencia por la cual los exsocios se convertían en competidores.

5. Omnicanalidad

La omnicanalidad y el conocimiento del cliente se han convertido en dos piezas clave para fidelizar en el sector seguros. El consumidor o el asegurado exige recibir una experiencia homogénea y cruzada entre todos los canales.