Existen numerosas dificultades en el crecimiento y desarrollo de las pymes, sobre todo para las más tradicionales, para las que adaptarse a la rápida evolución del mercado supone un enorme reto. Sin embargo, las pymes cuentan con una situación privilegiada a la hora de innovar. Aunque con escasos recursos técnicos, económicos y personales, juegan con una gran ventaja: su agilidad.
Las pymes deben ser conscientes de la enorme oportunidad que ofrece su tamaño y estructura para implementar nuevas estrategias, procesos o tecnologías. Transformar los procesos o metodologías de las grandes empresas requiere un minucioso análisis, una detallada planificación y una implementación compleja y larga que puede llevar incluso años.
Por ello, aunque sus recursos son habitualmente mayores, la velocidad con la que son capaces de asumir la innovación es mucho menor de la que son capaces de asumir las pequeñas y medianas empresas. Probablemente las grandes empresas cuenten con otras ventajas. Pero, sin duda, las pymes deben ser líderes en agilidad, y esto implica también en capacidad de adaptarse.
La tecnología ha marcado un antes y un después en el mundo empresarial. En los últimos años no sólo ha cambiado drásticamente la forma en la que trabajamos, sino que también han nacido numerosas compañías con modelos de negocio totalmente innovadores.
Las startups son el resultado de esta revolución tecnológica. Jóvenes compañías han sabido aprovechar la evolución tecnológica para desarrollar nuevos productos y servicios. Nacido en Silicon Valley, el término startup ha traspasado las fronteras para englobar a todas las empresas nacidas de la tecnología.
Sin embargo, es importante tener claro que, por su tamaño, facturación y características, las startups no dejan de ser pymes. Por su juventud y contacto con la tecnología, las startups son un ejemplo de innovación, productividad y creatividad. Las pymes más tradicionales deben observar a las startups y aprender cómo aprovechar las oportunidades que el nuevo entorno ofrece.
Innovación y uso de nuevas tecnologías
Nacidas en la era digital, las startups están familiarizadas con las herramientas digitales, con los sistemas de gestión y está siempre al día de las últimas novedades tecnológicas. Esto les permite partir de modelos de trabajo mucho más organizados y eficientes.
Debido a su naturaleza, no entienden otra forma de trabajar que no sea automatizada e inteligente. Además, su consciencia de la velocidad del mercado les obliga a estar siempre a la última y a considerar la innovación como parte de su día a día.
Productividad, comunicación y colaboración
No conciben las barreras a la hora de comunicarse y colaborar. Las herramientas que utilizan les permiten trabajar desde cualquier lugar y dispositivo, sin límites. No necesitan estar sentados en una misma oficina para trabajar en equipo, para coordinarse y desarrollar su día a día.
La productividad es el eje de su modelo de trabajo. La definición de objetivos, proyectos y tareas es fundamental para la gestión y optimización del trabajo diario de los equipos.
Creatividad e inconformismo
Son el resultado de equipos innovadores y creativos, esto es lo que les ha llevado al éxito. Por ello mantener el espíritu de su fundación es fundamental para seguir siendo competitivas en un mercado que avanza tan rápido como el de la tecnología.
Con modelos de liderazgo horizontales, en las startups fluyen las ideas gracias a una comunicación abierta y a la generación de entornos de debate. Esto es uno de los ejes fundamentales de la innovación, las ideas deben surgir desde cualquier área de la empresa y a cualquier nivel organizativo.
Las startups son un claro ejemplo de cómo aprovechar la agilidad para competir con las grandes compañías. Por ello, las pymes más tradicionales deben observar de cerca a estas jóvenes empresas para entender cómo sacar partido a las oportunidades que ofrece tanto la tecnología como su tamaño para innovar y ser más competitivas en el mercado.